Cuando es hora de comer, comemos y también lo hacemos al pasar por un horno y oler el pan recién hecho, después de ver ese alimento tan apetecible en la tele... en definitiva, no solo comemos cuando el cuerpo lo necesita, en algunas ocasiones comemos sin pensar. Son responsables de este comportamiento distintos elementos olfativos o visuales, o ciertos estados emocionales.
Para evitar el aumento de peso
debemos conocer e identificar esos condicionantes que nos llevan a consumir
alimentos en exceso.
El hambre se puede clasificar en
7 tipos distintos:
1.- Hambre por la vista.
Este tipo de hambre aparece
cuando vemos un anuncio, la foto en un menú.. Es difícil combatir con el hambre
por la vista, nos atraen los colores y el aspecto del alimento. Tras un vistazo
empezamos a imaginar aquellas características que nos gustan (un trozo de pan
crujiente, el chocolate de un pastelito que se derrite en la boca, al
cremosidad de un helado). Estas imágenes son tan potentes que nos llevan a
comer incluso cuando no tenemos hambre o dejarnos el último bocado del plato
para pedir postre.
2.- Hambre por el olor.
Es el hambre que nos surge al
pasar por una pastelería o por una cafetería, cuando entramos al cine y nos
invade el aroma a palomitas. El olor nos anticipa el sabor y nos evoca
recuerdos del placer de comer.
3.- Hambre por la boca.
¿Quién no ha dicho? "Se me hace la boca agua" al ver
llegar al camarero. Este tipo de hambre que predomina en aquellas personas a
las que les gusta probar nuevos sabores y texturas.
4.- Hambre por el estómago.
Es el hambre que experimentamos
cuando un sentimos el estómago vacío y
que nos lleva a darnos atracones (comer mucho en un corto espacio de tiempo)
para llenar ese "hueco". Está muy relacionada con el nerviosismo,
estrés o ansiedad.
5.- Hambre por el cuerpo o
celular.
Es el hambre instintiva, aparece
cuando el organismo tiene carencia de energía y nos pide alimentos muy
concretos para cubrir esa necesidad. Ocurre también después de hacer ejercicio o
en un día caluroso, el cuerpo necesita hidratarse y aumenta la sed.
6.- Hambre por la mente.
Este hambre responde a
pensamientos o conductas adquiridas "ya
son las dos, vamos a comer", "¿acompañamos la peli con unas palomitas?"
Es el hambre que se ve influida
por los cambios en el estado de ánimo. Nos conduce a restablecer nuestro
bienestar mediante el consumo de ciertos alimentos que nos recuerden momentos
felices (estos no suelen ser muy saludables, generalmente son dulces y ricos en
grasas).
Ahora ya sabemos qué nos lleva a
comer y podemos distinguir si el hambre es por necesidad (hambre por el cuerpo)
o si responde a otro elemento, y así decidir si es realmente necesario comernos
lo que tenemos en la mano.