Como ha ocurrido con
otros productos, el yogur surgió por casualidad. Su creación tuvo lugar al
fermentar de la leche dentro de los recipientes en los que se transportaba, hechos
con piel de cabra.
Metchnikoff (científico
ruso y Nobel en 1908) demostró a
principios del siglo XX, que
el yogur debía sus
cualidades a la acción bacteriana, mejorando la digestibilidad y ayudando la flora
intestinal. Pero no fue hasta 1917,
cuando el yogur da el gran salto, gracias a Isaac Carasso, un comerciante
griego que se instala en Barcelona e inicia la producción de yogur y su comercialización
en farmacias al fundar DANONE. El gran éxito del producto llevó a otras
empresas a fabricar yogur, siendo trasladado de las farmacias a las tiendas de
comestibles.
Mucho tiempo ha pasado
desde aquel origen fortuito, pero el yogur sigue siendo uno de los productos
estrella en los supermercados. Año tras año, las empresas del sector lanzan
nuevos formatos y sabores para satisfacer la gran demanda de este delicioso y
nutritivo alimento.